Las técnicas aportadas por estos dos libros las crearon y recrearon educadores populares en múltiples talleres de capacitación metodológica realizados en Nicaragua, México, Honduras, Panamá y Costa Rica.
También están presentes muchas otras técnicas: algunas publicadas en libros y folletos en distintos países, o que fueron relatadas por compañeros que las han creado y utilizado en su trabajo.
Por esto, el contenido de estos libros es el resultado de un trabajo práctico y colectivo: de ahí parte su riqueza y el valor de su aporte a un verdadero proceso educativo que realmente haga de los hombres y mujeres latinoamericanos sujetos capaces de apropiarse, transformar y mejorar la realidad que nos rodea.
El objetivo central de esta publicación es aportar herramientas para el trabajo de Educación Popular, ubicando el papel pedagógico que cumplen en un proceso de transformación orientado a la Educación para la Liberación.
No se trata de presentar técnicas que hagan al proceso educativo una forma de sometimiento y domesticación más agradable, sino que provean las herramientas para poner en tensión el contenido y la forma, a través de una metodología que les dé sentido a ambos aspectos, dentro de una definición que la ubica ligada al quehacer del pueblo organizándose y a los intereses del cambio y la construcción de una nueva sociedad.
Las dinámicas y las técnicas participativas sin este encuadramiento político pueden volverse en un activismo pasatista que obre en contra de la construcción de conocimiento en favor de un supuesto espontaneísmo y “virginidad ideológica” de las bases.
El meollo de la Educación Popular radica, por esto, en su conceptualización teórica y en los aspectos metodológicos. Las técnicas participativas hacen a la coherencia entre un marco teórico científico y liberador, y los métodos, técnicas y procedimientos que se emplean en la concretización de las actividades educativas en el proceso de construcción del poder popular.
Sólo a través de una pedagogía en el proceso de participación individual que se enriquece al convertirse en grupal –por cuanto alimenta y es retroalimentada en una constante interacción- podrá lograrse la premisa básica de la teoría dialéctica del conocimiento: “partir de la práctica”.
Pero, para que una técnica sirva como herramienta educativa, debe ser utilizada en función de un tema específico, con un objetivo concreto e implementada de acuerdo con los participantes con los que se está trabajando. Por eso deben ser asumidas con creatividad y flexiblemente; basándonos siempre en la conceptualización básica de que más que una educación popular hay una coeducación popular: proceso de creación y recreación de conocimientos desde y con los sectores populares y no sólo por y para los sectores populares.
Como advierten los autores:
- El sólo hecho de utilizar las técnicas participativas para la educación popular no garantiza que se esté haciendo Educación Popular.
- Las técnicas se usan para que la gente participe, o para animar, desinhibir o integrar a los participantes, o para hacer más sencillos o comprensibles los temas o contenidos que se quieren tratar, etc.
- Estas técnicas también sirven para todo esto (según su contenido y forma) pero sobre todo deben usarse como herramientas dentro de un proceso que ayude a fortalecer la organización y concientización popular. Muchos grupos e instituciones, al no tener claro esto, usan las técnicas sin contribuir a este objetivo, o más grave aún, para ir en contra de este objetivo disfrazándose en una pseudoparticipación.